Carlos Alberto Vargas Sabogal
En Colombia en la última década, se aceleró el proceso de implementación de modelos de gestión de riesgos, con un ingrediente adicional: la continuidad del negocio. Esto ha sido facilitado por medidas proactivas gubernamentales y la atención continua de desastres. Este panorama le ha permitido a Colombia liderar la formación de profesionales para la gestión de la continuidad del negocio, conocedores y manejadores de las mejores prácticas profesionales adquiridas del DRI International.
Desde sus inicios en Colombia, hace más de veinte años, el estudio riguroso del riesgo ocupa un pedestal importante en la visión estratégica de su industria, liderado por las grandes empresas nacionales y multinacionales en sectores económicos en los que las pérdidas por su materialización son potencialmente cuantiosas, como en el financiero, el minero-energético, las comunicaciones, los alimentos y la construcción de vivienda y transporte; muchos ejemplos así lo demuestran.
En el campo gubernamental, hasta el año 2011, la atención de desastres estaba a cargo del ministerio del interior y de justicia; con la reciente creación de la dirección general de riesgo como un staff de la presidencia de la república, se genera una estrategia mucho más fuerte e importante con su visión proactiva dirigida hacia la prevención y atención de tragedias producidas por fenómenos naturales como inundaciones, terremotos y deslizamientos de alto impacto inmediato. Los siguientes ejemplos hacen de Colombia un escenario interesante y propicio en el que se puede aprender y donde se deben aplicar los modelos teóricos para demostrar su practicidad:
- La avalancha del rio Lagunilla, producto del deshielo del nevado del Ruiz ocurrido en el municipio de Armero departamento del Tolima en el centro occidente del país en noviembre de 1985 que dejó cerca de 25,000 víctimas y su completa desaparición
- El desbordamiento del río Páez en el departamento del Cauca al suroccidente colombiano en el año 1994 con mas de 1,000 muertos y miles de hectáreas afectadas con pérdidas económicas superiores a los diez millones de dólares
- Las inundaciones inverosímiles ocurridas en todo el territorio nacional con motivo de las olas invernales de los años 2010 y 2011, uno de cuyos eventos fue la inundación del campus de la Universidad de la Sabana en mayo de 2011, en el cual la activación de su plan de continuidad del negocio le permitió reanudar sus procesos críticos en menos de tres días disminuyendo las pérdidas de manera significativa
- Las explosiones en socavones donde se practica la minería, en muchos casos ilegal en los departamentos andinos de Antioquia, Caldas, Boyacá,
- El terremoto de Armenia en enero del año 1999 que dejó más de 800 muertos y pérdidas superiores a los diez millones de dólares
- El terremoto de Popayán el 31 de marzo de 1983 que dan cuenta de 250 muertos, 1,500 heridos, 4,964 construcciones destruidas y 13,796 viviendas con daños muy graves
- Los aunados a la larga guerra fratricida interna y silenciosa que cumplió cincuenta años y que se refleja en ataques despiadados a la infraestructura petrolera, vial y de comunicaciones
En la última década y con ocasión del evento del 11 de septiembre de 2001, se aceleró el proceso de implementación de modelos de análisis de riesgos, con un ingrediente adicional que le da la razón de ser a la gestión del riesgo: la continuidad del negocio. Empresas de diversos sectores económicos, entre los más representativos:
- El financiero (que agrupa a bancos comerciales, aseguradoras y compañías de financiamiento comercial), donde la normativa de esta industria exige la implementación de sistemas de gestión de riesgos y continuidad del negocio
- El minero-energético
- La logística y mensajería
- Los alimentos y bebidas
- El gobierno central
Estos sectores han desarrollado e implementado modelos de continuidad que muestran resultados tangibles, y que se reflejan principalmente en: menores gastos en pólizas de seguros, mejoras en sus procesos productivos, eficiencia en el servicio al cliente y aumento en la conciencia colectiva sobre continuidad del negocio.
Con la timidez que caracteriza la implementación de nuevos modelos para asegurar la prestación continua de servicios y la entrega oportuna de productos, se ha abierto paso la necesidad de contar con estructuras fuertes, capacitadas y con el presupuesto suficiente para su funcionamiento en todos los sectores en los que la legislación está entendiendo que la seguridad en el servicio es el componente más importante para el crecimiento individual y colectivo de las empresas. Las mejores prácticas profesionales del Disaster Recovery Institute International (DRI International) y los estándares de otras instituciones están demostrando su aplicabilidad y beneficio inmediato, particularmente en Colombia, y en toda la región en general, que son el mejor vehículo para lograrlo.
La inclusión de las cadenas especializadas de suministro en los procesos productivos como resultado de tercerización por especialización y optimización de costos de mano de obra, determinan la implementación de modelos de continuidad, no solo como requisito para ser tomado en cuenta, sino que permiten conformar estructuras ganar-ganar que fortalecen toda la gestión empresarial. Esto se está evidenciando cada vez que se abren convocatorias de proveeduría de servicios en las grandes empresas públicas y privadas dedicadas a la producción de bienes y suministro de servicios intangibles como comunicaciones, mensajería, educación y bienestar.
Tenemos en el horizonte retos importantes derivados de la firma de acuerdos comerciales como el TLC (Tratado de Libre Comercio) con los Estados Unidos, Canadá, Suiza, la Unión Europea, Corea, México, Perú y Chile, la eliminación de la doble tributación con Venezuela, que nos obligan a responder rápidamente a los cambios externos para mantener bajos costos de operación, excelentes niveles de respuesta a emergencias y a aplicar nuevos modelos tecnológicos sin generar impactos económicos, controlando en mayor medida los posibles riesgos de la continuidad del negocio.
Todo este panorama le ha permitido a Colombia liderar la formación de profesionales para la administración de riesgos y la gestión de la continuidad del negocio como conocedores y manejadores de las mejores prácticas profesionales adquiridas del DRI International, institución que comanda y rige esta especialidad en todo el continente americano, ya que a la fecha, cuenta con el mayor número de profesionales certificados (ABCP, CBCP, MBCP) en Latinoamérica, después de los Estados Unidos, por encima de países con economías más fuertes como la de Brasil o la de México.
Este reconocimiento acompañado de grandes logros que se reflejan en el rápido desarrollo económico de los últimos años, el avance en la implementación de nuevas tecnologías informáticas, la preparación obligada hacia la gestión de riesgos y como parte del quehacer de todos los negocios y empresas, lo estamos trasladando a los sectores económicos y a países en donde sabemos que se debe llegar pronto a estos niveles de productividad exigidos por la globalización.
Desde hace más de diez años Carlos Alberto Vargas Sabogal, CBCP, se desempeña como consultor en la implementación de programas de la continuidad del negocio, planificación de pruebas y programas de capacitación corporativa en compañías de diferentes sectores económicos dentro y fuera de Colombia. Es ingeniero industrial de la Universidad Incca de Colombia, licenciado en idiomas de la Universidad Nacional de Colombia, CBCP del DRI International y profesional certificado en las normas ISO 18001 e ISO 19001. Ha sido docente en la Universidad Central de Bogotá; además, es columnista y colaborador en el periódico regional La Calle. Comuníquese con él en cvargas@iteam.com.co.